El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad y desde Áncora Gabinete  de Psicología, queremos aprovechar esta oportunidad para dedicarle un espacio a este sentimiento tan importante para el ser humano.

En la década de los 70, Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, propuso un concepto revolucionario: el Índice de Calidad de Vida o Felicidad Nacional Bruta (FNB). La premisa es que el verdadero desarrollo del ser humano depende de la cooperación mutua entre miembros de una misma sociedad en términos materiales y espirituales. Más aún, la FNB se sostiene sobre cuatro pilares:

  • Promoción de un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo
  • Preservación y promoción de valores culturales
  • La conservación del medioambiente
  • Establecimiento de un buen gobierno

Esta iniciativa no sólo afectó a Bután sino que, cuarenta años más tarde, tendría mayores consecuencias a escala global pues motivó a la Asamblea General de las Naciones Unidas para proclamar el día 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad. Con ello, la ONU pretendía promocionar la felicidad y el bienestar como objetivos prioritarios para el ser humano, instando a los gobiernos a que hicieran uso de este día para desarrollar actividades encaminadas a potenciar esos valores.

Puede considerarse que la felicidad ocupa un papel capital en nuestras vidas y, sin embargo, los recursos que movilizamos para sentir esa emoción y mantenerla presente en nuestro día a día son escasos. Tradicionalmente, parece que prestamos más atención a aquellas emociones que nos producen malestar y es debido a que el afecto negativo interfiere con mayor impacto en nuestro día a día. De hecho, no es hasta 1998 que Martin Seligman se dio cuenta de la importancia que tenían las emociones positivas en el desarrollo personal y se convirtió en precursor de la Psicología Positiva (corriente de la que hablamos anteriormente en el blog). Por otro lado, de los procesos de ansiedad, estrés o depresión se viene hablando desde la década de los 60.

Asimismo, ocurre que las emociones – ya sean positivas o negativas – se relacionan entre sí en tanto que el efecto que tienen las emociones negativas en nuestra vida se amplifica en ausencia de sentimientos positivos como la felicidad. De hecho, la depresión, enfermedad de la que hablamos con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, puede entenderse como un sentimiento de tristeza magnificado que termina por sepultar cualquier emoción positiva.

El problema al que se enfrenta la sociedad hoy en día es que el camino hacia la ansiada felicidad es individual y no puede ser recetado. La inmensa mayoría de los seres humanos no sabe generarse esa felicidad y vive pendiente de las espinas más que de la belleza de la rosa. No obstante, la literatura científica que existe acerca del bienestar y el desarrollo personal aporta algo de luz. Concretamente, Robert Waldinger, actual director de un estudio longitudinal de la Universidad de Harvard que comenzó en el año 1938 y continúa a día de hoy (aquí en inglés), dio una charla en la que explicó las claves para el bienestar de un individuo. El estudio se compuso de una primera muestra de 724 jóvenes a los que se les evaluaba, año tras año, para conocer sus niveles de satisfacción personal así como niveles de salud física y mental. Basándose en la información recopilada durante esos 75 años, Waldinger se propuso identificar cuáles eran los factores que predecían mayor satisfacción y bienestar personal y puso el énfasis en las relaciones interpersonales. Ni la riqueza, ni el prestigio, ni la fama. La calidad de nuestras relaciones interpersonales es la que marca la diferencia y sirve para proteger en gran medida nuestra salud mental e incluso física. La importancia de esas conexiones sociales no desaparece con el tiempo, sino que se hace incluso más importante.

Es evidente que no existe un único camino hacia la felicidad y han de considerarse otras cuestiones como el logro de metas personales, pero se trata de proponerse la búsqueda y el día de hoy sirve para motivarnos a ello. Para este año, Ban-Ki Moon ha encabezado una campaña en Twitter con motivo del Día Internacional de la Felicidad por la que, empleando la etiqueta #happysoundslike, se pretende fomentar la búsqueda de la felicidad. Todos podemos participar a través de la etiqueta o en la página web. Estas iniciativas para promocionar la felicidad son importantes para concienciar al ser humano de la necesidad real de que esta emoción se tenga y se comparta y nos encantaría saber cuál es tu opinión. ¿Crees que la felicidad es una meta en sí misma o es su búsqueda lo que nos motiva? ¡Cuéntanos en un comentario!