Problemas del sueño:
El sueño ocupa una parte importante en la vida del niño/adolescente. Los problemas de sueño son sin duda un motivo de infelicidad importante; cuando no se resuelven y se prolongan en el tiempo son causa de alteraciones importantes en el clima familiar.
a) Problemas de conducta a la hora de dormir a) Problemas de conducta a la hora de dormir Despertarse tres o cuatro veces a lo largo de la noche, o estar una o dos horas junto a la cama del niño esperando a que deje de llorar y se duerma interfiere seriamente en el descanso de los padres que sufren (literal) esta conducta de su hijo. Muchos padres desesperados, piensan que lo han intentado todo, dejarán que el niño se quede en el salón hasta altas horas viendo la televisión esperando que les entre algo de sueño; rápidamente cuando esto ocurre lo llevarán a la cama intentando que no despierte; en la mayoría de los casos no es así y el niño se despierta iniciándose nuevamente la batalla, debiendo permanecer mucho tiempo en la habitación con continuos intentos de salir de la misma sin que el niño se dé cuenta, que se da, y vuelta a empezar, para en algunos casos, cuando ya se ha dormido, comprobar a altas horas de la noche que entra en la habitación de los padres para meterse en su cama. Los problemas a la hora de dormir pueden adoptar alguna de las siguientes formas: Rechazo a ir a la cama a la hora fijada. Se opone no haciendo caso de los avisos para acostarse, se escapa, llora o coge un berrinche. Llamadas a los padres desde la cama. Ir a la cama de los padres. A media noche el niño se pasa a la cama para dormir con sus padres. Generalmente este hábito se inicia una noche por miedo, pesadillas, etc., y después es difícil de eliminar. El sueño está regulado biológicamente; sin embargo, los padres desde edades muy tempranas deben, de forma gradual, inculcar rutinas para conseguir unos correctos hábitos de sueño en el niño y se consistentes en su aplicación. Es importante consolidar una rutina que de seguridad al niño (el ritual de acostarse puede empezar con bañarse, cenar y después con el pijama puesto, contarle un cuento en la cama, acostarlo y darle un beso). Es el trastorno del sueño más frecuente en los niños, afectando a más del 30% de la población infantil. Suele aparecer entre los 6 meses y los 5 años. Se considera que un niño sufre insomnio si al menos dos veces por semana necesita más de 45 minutos para quedarse dormido, o si se despierta totalmente al menos una vez por semana sin poder dormirse de nuevo. Suele existir una adquisición inadecuada de hábitos de sueño. Nuestra intervención psicológica va dirigida a la reeducación de dichos hábitos. Este tipo de insomnio es más frecuente a partir de los 5 años. Se relaciona con las dificultades de adaptación a nuevas situaciones o cambios (por ejemplo, comenzar la guardería o el colegio) que puede generarles tensiones; en otras ocasiones la oscuridad o la soledad producen miedo o ansiedad, desencadenando problemas con el sueño. Nuestro tratamiento psicológico va dirigido a mejorar las tensiones y la ansiedad que mantiene el problema. Las pesadillas son sueños que producen miedo y que normalmente despiertan al niño. Suelen despertarse conscientes y son capaces de contar lo que ha pasado. Se producen, generalmente, al final de la noche. Ocurre entre el 10% y el 50% de los niños de 3 a 5 años, pudiendo persistir hasta la edad adulta. Su aparición se asocia con estados de ansiedad o preocupación. En Áncora recomendamos que si las pesadillas son frecuentes se realice una terapia breve con el objetivo de disminuir estos estados de ansiedad o preocupación. Nuestro tratamiento va dirigido a abordar los problemas conductuales que generan tensión (problemas escolares, relaciones con los padres o hermanos…) Consiste en la obstrucción de la vía aérea superior durante el sueño, provocando episodios de paradas respiratorias, esto produce despertares continuos y una excesiva somnolencia durante el día. Pueden aparecer en niños de todas las edades. Las causas son variadas: hipertrofia de amígdalas y/o adenoides, obesidad, trastornos maxilofaciales y trastornos neurológicos. La causa mas frecuente es la hipertrofia de amígdalas y/adenoides y se resuelve con la extirpación. Suele iniciarse en la adolescencia y se caracteriza por cuatro síntomas: La causa parece ser una combinación entre susceptibilidad genética y factores medioambientales y bioquímicos. Recomendamos tratamiento farmacológico combinado con terapia psicológica. La edad más frecuente es de 4 a 8 años. El niño sonámbulo, estando dormido, se levanta de la cama y realiza actividades cotidianas para él. Algunos factores que predisponen el sonambulismo son la fiebrealta, la falta de sueño, algunos medicamentos… No requiere tratamiento pero sí precauciones para evitar que el niño pueda hacerse daño durante el episodio de sonambulismo. Consiste en el rechinar de dientes durante el sueño, pudiendo producir como consecuencia el desgaste de los dientes. Los niños suelen quejarse de dolor en las mandíbulas, cansancio en los músculos de la masticación y sensibilidad en los dientes al despertar. Áncora recomienda una terapia psicológica y tratamientos dentales. Es la emisión de sonidos verbales durante el sueño (frases muy cortas, a veces ininteligibles, acompañadas en ocasiones de risas o gritos). No constituye ningún problema, por lo que no requiere tratamiento. Para abordar estos problemas relacionados con el sueño seguimos la siguiente línea de tratamiento: Evaluamos detalladamente la problemática del niño con él y con los padres (utilizaremos entre otras técnicas registros de observación que nos permita conocer las horas de sueño y la conducta del niño en esos momentos junto con los comportamientos de los padres. Elaboramos un plan de acción para intervenir de forma individualizada y adaptada a las necesidades de cada caso, informando a los padres sobre el desarrollo del sueño y las prácticas adecuadas e inadecuadas. Elaboramos un plan de seguimiento y prevención de recaídas.
b) Insomnio
c) Pesadillas y Terrores nocturnos
d) Otros trastornos del sueño
c) Pesadillas y Terrores nocturnos
Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los niños, aparecen normalmente a los 2-3 años, aunque pueden ocurrir hasta los 12 años. El niño está agitado, angustiado, grita, llora, suda… A diferencia de las pesadillas, en los terrores nocturnos el niño no recordará nada de lo que ha ocurrido, por lo que interrogarle no generará más que confusión. Suelen producirse en las primeras horas de la noche.
Nuestro tratamiento: