Problemas de eliminación:
a) Enuresis
La enuresis consiste en una emisión repetida de orina, durante el día (diurna) o la noche (nocturna) en la cama o en la ropa, en la mayor parte de los casos de forma involuntaria, habiendo alcanzado el niño la edad de 5 años en la que es esperable la incontinencia, en ausencia de patología orgánica.
Las causas pueden deberse a múltiples factores como un retraso en la percepción del reflejo de la micción, es decir, el niño no es consciente de la sensación de presión cuando tiene la vejiga llena y por ello no se levanta a hacer pis, factores emocionales y sucesos estresantes, componentes genéticos, sueño muy profundo…
La enuresis puede ser primaria (cuando no se ha producido todavía un control voluntario de la micción desde el nacimiento) o secundaria (cuando habiéndose adquirido el control, al menos durante seis meses, en el niño vuelve a aparecer la incontinencia. Además es bueno tener en cuenta si es continua o intermitente, esto se establece atendiendo a la frecuencia (todas las noches, algunas noches).
Este problema suele producir consecuencias negativas en la vida del niño; así el niño puede manifestar malestar, inseguridad, sensación de «ser diferente» o baja autoestima. Para ellos despertar por la mañana y comprobar que han mojado la cama supone consecuencias emocionales negativas por la sensación de fracaso y más cuando tienen que soportar en la mayoría de ocasiones el castigo o el “desprecio” de los padres que no comprenden el problema, e intentan forzar el control de la micción, apareciendo en muchos casos dificultades emocionales como baja autoestima, sentimientos de vergüenza o limitaciones en sus actividades sociales.
Nuestro tratamiento:
Ancora interviene a nivel psicológico mediante técnicas conductuales, reforzando el uso del inodoro y la cama seca, y según los datos de estudios experimentales, es como se consiguen cambios positivos a corto plazo, especialmente mediante la utilización del método de alarma (pipi-stop) u otros como la técnica de retención cuyo objetivo es ampliar la capacidad de la vejiga y que el niño aprenda a inhibir más y más las contracciones del detrusor posponiendo la micción, reforzándolo por retener durante el día más tiempo la orina.
En casos muy concretos puede ser recomendable la intervención psicológica combinado con un tratamiento farmacológico.
La encopresis consiste en una evacuación repetida de las heces, en la mayoría de los casos involuntaria, en lugares inadecuados (armarios, suelo, en la propia ropa,….), no existiendo patología orgánica (excepto estreñimiento), después de los cuatro años de edad. Comprende desde el simple manchado de ropa hasta la evacuación de mayores cantidades de heces.
La encopresis puede ser primaria (cuando el niño nunca ha tenido control intestinal) o secundaria (cuando se ha adquirido al menos durante seis meses el control antes de que vuelva a mancharse. Puede deberse a múltiples factores, tales como, el estreñimiento crónico, un entrenamiento inapropiado (p.ej.: por ser entrenado a una edad muy temprana, por ser demasiado exigente, por utilizar procedimientos coercitivos -de presión o castigo-), las propias experiencias (de malestar, dolor y/o incomodidad) asociadas a la defecación y acontecimientos vitales estresantes en la vida cotidiana del niño o trastornos emocionales, por nombrar las más frecuentes.
Este trastorno tiene efectos muy perturbadores para el niño y su familia, se siente avergonzado e infeliz, cree que está haciendo algo malo y que es una carga para la familia, tiende a aislarse para evitar situaciones de interacción comprometidas y tiene escasa popularidad entre sus compañeros.
Nuestro tratamiento:
Áncora realiza una evaluación individualizada que se inicia con un registro de observación por los padres para determinar la frecuencia de veces en que el niño se ensucia, cuando ocurre, en qué lugar, en presencia de quién y las consecuencias sociales que siguen a cada episodio de encopresis. Generalmente, lo desagradable de la encopresis hace que se “deteriore” de forma considerable la relación de los padres con el niño, siendo frecuente que se le ridiculice, se le riña e incluso se le de algún azote. Desde Áncora trabajamos estos problemas informando a los padres sobre cómo funciona el trastorno para que puedan comprenderlo y manejarlo adecuadamente.
Los procedimientos que habitualmente empleamos por los avances positivos que suponen a corto plazo son los siguientes: tratamiento dietética, entrenamiento en hábitos defecatorios, diversas técnicas operantes (estrategias de recompensas para el éxito en el control de evacuaciones y de consecuencias leves no humillantes para la falta de éxito).