Hoy os hablamos sobre una herramienta cuyo objetivo es ayudar a los niños a controlar la impulsividad y las conductas agresivas: La Técnica de la Tortuga.
La técnica consiste en explicar a los niños la forma de actuar de las tortugas cuando se sienten amenazadas: refugiándose en su caparazón. Una vez que han entendido cómo funcionan las tortugas, se les enseña a reaccionar de la misma manera cuándo se sientan amenazados o no puedan controlar sus impulsos o emociones.
Para poder empezar a usar esta técnica, se comienza enseñando al niño a responder ante la palabra “tortuga” subiendo los hombros y cerrando su cuerpo, como si se metiese dentro de un caparazón. Una vez ha aprendido a hacer esto se le enseña a relajar los músculos en la posición de la tortuga, ya que la relajación es incompatible con la activación y por tanto con conductas impulsivas y agresivas, por lo que disminuirá la probabilidad de que aparezcan.
Una vez se ha aprendido a relajar en esta posición, hay que definir claramente ante qué conductas queremos que el niño utilice esta técnica. Es muy importante definir bien las conductas y que éstas sean fácilmente observables para que al niño no le cueste tanto esfuerzo saber cuándo tiene que utilizarla, por ejemplo, puede darse el caso de que el niño, cuando no consigue lo que quiere, tire cosas al suelo, patalee o grite. En este caso deberían diferenciar las tres conductas por separado, es decir, se le diría al niño que la tiene que utilizar cuando sienta ganas de tirar/romper cosas, cuando sienta ganas de gritar…pero siempre diferenciándolas bien, no sirve si le decimos que lo tiene que hacer cuando se enfade.
Podemos elegir tantas conductas como queramos, siempre y cuando se definan operativamente y veamos que el niño las entiende. Es recomendable empezar con las conductas más frecuentes o con las que más problema nos generen y poco a poco ir introduciendo nuevas conductas según vemos que el niño va controlándose con las primeras elegidas.
Esta técnica por sí misma es muy útil, pero es altamente recomendable que una vez la domine, se le enseñen al niño técnicas de solución de problemas, para que cuente con las habilidades necesarias para poder enfrentarse a las situaciones que le incomodan o que le generan agresividad de una manera asertiva y adaptativa.
Os animamos a que compartáis con nosotros vuestra experiencia y dudas en relación con la puesta en práctica de esta herramienta.
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