En la actualidad, al ver los rituales que realizan ciertas tribus, nos cuesta comprender que esas personas crean de verdad que van a conseguir el favor de los dioses. Sin embargo, la realidad es que este tipo de pensamientos, llamado pensamiento mágico, aparece en todas las culturas desde tiempos ancestrales y muchos de ellos se mantienen hasta hoy en día. Por ejemplo, la gente que evita cruzarse con un gato negro, o las personas que no pasan la sal de mano en mano porque da mala suerte… En definitiva, todas las supersticiones que han llegado hasta nuestros días provienen de este tipo de pensamiento.

El pensamiento mágico es la creencia errónea de que los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente aceptadas.

Este tipo de pensamiento es muy frecuente en el desarrollo normal del niño. Es una forma de pensar y razonar que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta, ya que viene a representar el estado más primitivo del pensamiento. Surge como necesidad para dar respuesta a la incapacidad de comprender las causas que dan origen a los distintos fenómenos que se producen en la naturaleza. Es un paso primordial en el desarrollo del pensamiento abstracto del hombre, suponiendo el paso de la impotencia de no poder controlar lo que acontece a su alrededor al intento de dominar estas fuerzas con el fin de beneficiarse. Así se encuentran estrategias para dominar el miedo ante lo inexplicable o para conseguir lo que quiere para sí mediante la invocación de dichas fuerzas o dioses.

Para conseguir esto el hombre desarrolló una serie de rituales en los que se concreta perfectamente quién, cómo, cuándo y dónde puede realizarse, ya que de otra forma no sería eficaz.

Cuando en una cultura aparecen este tipo de pensamientos, sus integrantes toman como cierto el contenido completo de la creencia, sin pararse a analizar si sus partes están relacionadas entre sí o la lógica de esta. Esto también ocurre cuando son pensamientos mágicos individuales. Por ejemplo, un estudiante que usa el mismo bolígrafo para distintos exámenes porque el primero de ellos le salió bien, temiendo no aprobar si no lo hace con este.