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¿Qué sientes en un atasco, cuando has salido con tiempo de sobra para llegar a una reunión importante y comienzas a darte cuenta de que vas a llegar tarde? ¿Y cuándo se te cuela una señora en la cola del supermercado de forma descarada? ¿O cuando notas que alguien trata de ponerte en evidencia? La respuesta a estas preguntas puede ser variada, pero en la mayoría de estas situaciones estamos experimentando ira.

¿Qué es y cómo se expresa la ira? Nuestro objetivo es que dispongas de más herramientas de cara a identificarla adecuadamente. Para más información sobre cómo gestionarla os recomendamos este artículo.

La ira es una emoción que surge cuando interpretamos que algo o alguien puede suponer un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos o satisfacer nuestras necesidades.

La ira, al igual que el resto de emociones, es necesaria, ya que tiene una función adaptativa: nos permite poder defendernos y alcanzar nuestros objetivos, además también cumple un importante papel en la regulación de las relaciones sociales. Para una adecuada gestión, el primer paso es poder identificarla de forma correcta, para ello vamos a fijarnos en cómo influye en nuestros pensamientos, nuestros actos y a nivel fisiológico.

  • ¿Cómo pensamos cuando sentimos ira? ¿Por qué nos enfadamos?: Cuando percibimos un obstáculo en nuestro camino tendemos a pensar que este obstáculo es por culpa de otra persona, es decir, es responsabilidad de otro: “¡Mira la que me ha liado mi cuñada!”. También solemos interpretar que la situación no es justa y normalmente, que ha sido de forma intencionada. “¡Mira la que me ha liado mi cuñada! No es justo que diga eso, además ella conoce mi situación”!
  • ¿Cómo reacciona mi cuerpo? Las sensaciones fisiológicas son muy similares a las experimentadas durante la ansiedad. Por ejemplo: Tensión muscular, sudoración, aumento del ritmo cardíaco, problemas gastrointestinales, etc.
  • ¿Cómo actuamos? Al sentir ira,  solemos expresarla de forma externa o interna, como se describe a continuación, o controlarla (aspecto más complejo del que hablaremos en futuros post).

A continuación describimos las dos formas de expresar la ira:

  1. Expresión externa: tiene que ver con una expresión facial muy característica, así como comportamientos externos, como dar portazos, lanzar o destruir objetos, chillar o incluso agredir. Es decir, este tipo de expresión permite a los que nos rodean conocer que estamos enfadados a través de nuestra expresión facial, expresión corporal, comportamientos o tono de voz.
  2. Expresión interna: se caracteriza por la ausencia de manifestaciones de estas. Es como estar enfada “para dentro” y lo notamos por los pensamientos rumiativos que tenemos y señales fisiológicas, como puede ser la tensión muscular.

En próximos post hablaremos sobre cómo poder controlar esta emoción, que tanto nos hace arrepentirnos después de nuestros actos. Comparte con nosotros las situaciones en las que mayores niveles de ira has experimentado y cómo las manejaste.