A veces, aunque juramos que jamás levantaríamos la voz a nuestros hijos y que jamás cometeríamos los mismos errores que cometieron nuestros padres con nosotros, nos sorprendemos gritándoles por cualquier cosa y molestándonos por algo que pensábamos que no lo haría.
De lo que no nos damos cuenta en el momento, es de que gritar no deja de ser la constatación de un fracaso, una solución que se toma sin ser meditada.
Estas soluciones se acentúan en momentos de cansancio, prisa, estrés o nervios.
Nadie dijo que educar fuese fácil, como padres es normal tener miedo a dar algún paso en falso y actuar mal. Esto lleva a querer tener todo lo relacionado con la educación del niño bajo control, llegando a poner en el mismo plano acciones sin consecuencias con otras más importantes. Lo malo de esto es que se corre el riego de que termine por no distinguir bien, dificultando así la construcción de su sistema de valores.
Analizar la situación y ver si lo que ha ocurrido es verdaderamente importante.Deberíamos acostumbrarnos a seguir una serie de pasos:
- Si no lo es, ver si somos capaces de dejarlo pasar.
- Si sí es importante, explicarle al niño por qué lo es y por qué no debe comportarse así.
Todo con tal de no acabar gritando , que por otro lado nos hace entrar en un círculo vicioso que hace que cada vez estemos más estresados y acabemos gritando más fácilmente.
Hay que tener cuidado y no caer en el error de querer ganar a toda costa. Muchos padres tienen la idea de que si el niño no obedece a la primera a algo concreto es señal de una mala educación. En estas situaciones se corre el riesgo de que el niño, en vez de aprender a respetar una norma, lo único que haga sea confirmar la autoridad del padre.
A la hora de poner los límites debemos ser coherentes y firmes, esto tranquilizará y contendrá al niño. Es importante ir adaptando esos límites a la edad del niño y a cada situación.
No hay que olvidar que los niños son difíciles y tienen la habilidad de sacarnos de nuestras casillas, pero en nuestra mano está el que en un futuro sean educados y sepan educar.
Información: Cuaderno práctico para educar a tu hijo sin gritarle. Anne Guibert
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