En otro artículo hablamos de algunas distorsiones cognitivas para aprender a detectar amores insanos, como excusar el poco amor recibido o minimizar los defectos de la pareja o la relación. Vamos a descubrir más distorsiones  en nuestra forma de pensar, según el autor Walter Riso para seguir aprendiendo a sanear nuestras relaciones siendo más realistas.

No resignarse a la pérdida (creer que todavía hay amor donde no lo hay)

Es muy difícil llegar a aceptar una ruptura, y más aún cuando no somos nosotros mismos los que tomamos la decisión. Cuando esto pasa el “mecanismo natural” es intentar recuperar el amor perdido con la ilusión de continuar con la relación, “aunque no estemos juntos, todavía me quiere”, “después de tanto tiempo es imposible que haya dejado de quererme”.

Todavía me llama, todavía me mira, todavía pregunta por mí. La necesidad de mantener el amor a toda costa puede llevar a interpretar ciertos hechos aislados como indicadores de que todavía hay amor cuando no lo hay. Una llamada telefónica puede estar motivada por muchas cosas distintas al amor, como nostalgia, o sentimientos de culpa.

  Todavía hacemos el amor. La sexualidad puede moverse exclusivamente en el terreno de lo fisiológico. Se puede practicar sexo sin hacer el amor, o se puede tener sexo sin tener amor. En un gran porcentaje de parejas separadas, el deseo sexual sigue presente, aunque el afecto haya desaparecido.

Todavía no tiene a otra persona. Es un error pensar “si la persona que quiero sigue estando sola, tengo oportunidad”. Ningún enamorado prefiere estar solo a estar con la persona amada.

Se va a dar cuenta de lo que valgo. Es posible que en ciertos casos esta afirmación tenga algo de realidad, y algún día la persona que nos rechaza se arrepienta. El problema es el cuándo y estar esperando a que esto suceda. Si no te aman hoy, no te aman.

Persistir en recuperar el amor perdido.

La persona que amo no está conmigo porque no he sabido retenerla”. Entramos en pánico y nos comportamos irracionalmente intentando nuevas estrategias de seducción, sin darnos cuenta de que si fuera posible recuperar la pareja, no lo lograríamos con dos o tres cambios de comportamiento.

Mi amor y comprensión lo curarán. Cuando nos convertimos en consejeros o psicólogos de la persona amada, distorsionamos el amor.

Alejarse, pero no del todo.

Voy a dejarlo poco a poco. Alejarse poco a poco no es la mejor estrategia, es como decirnos que cada día vamos a fumar o beber un poco menos hasta dejarlo. Pensar que podremos hacerlo sin consecuencias es un mecanismo de autoengaño, una ruptura duele y cuanto más lo prolongues, más difícil, más sufrimiento y más insana es la relación.

Solo seremos amigos. Cuando una relación se rompe es muy difícil ser amigo de la persona que todavía se ama. El típico “amigo con derecho a roce” puede ser peligroso si nos autoengañamos y no somos realistas del porqué tenemos ese tipo de relación.

Solo seremos amantes. Convertirnos en amantes de la persona amada con la excusa de no alejarnos del todo, es prolongar la tortura de estar mal emparejado y abrir la puerta a nuevas posibilidades.

Las personas apegadas utilizan numerosos autoengaños para intentar salvar la relación con la pareja, puede más retener la fuente de apego que afrontar el miedo a perderla y aceptar que hemos perdido a la persona que amamos. Ser realista implica observar las cosas tal cual son, escuchar los consejos (si mucha gente te dice que no te ven bien con tu pareja, puede ser más fácil que uno se equivoque a que muchos que te conocen lo hagan. Una ruptura duele, pide ayuda a un profesional, sólo es muy difícil al principio pero la liberación afectiva del romper con los viejos patrones de adicción te llevarán a un camino donde la felicidad será la guía en una realidad donde no “soñarás despierto”, vivirás tu sueño.