Duelo

Uno de los impactos emocionales más intensos que podemos sufrir durante este tiempo de confinamiento es la pérdida de un ser querido. Cuando fallece un allegado por coronavirus es probable que podamos tener un duelo de riesgo, ya que la circunstancias externas que se dan para procesar y aceptar este acontecimiento no son las más adecuadas y sanas. En el presente artículo se informará sobre las emociones que podemos experimentar ante esta situación y proporcionaremos algunas recomendaciones y pautas para afrontar este duelo con el objetivo de ayudar a aquellas personas que en estos momentos lo estén sufriendo.

El fallecimiento de una persona por coronavirus es un duelo más complicado de lo normal, en primer lugar por lo repentino e inesperado que puede llegar a ser (la persona que lo padece hace tan solo algunas semanas estaba sana) y en segundo lugar por las circunstancias externas tan complicadas con las que nos encontramos, las cuales impiden que podamos acompañar a nuestro ser querido en los últimos momentos.

  • Es importante recalcar que, a pesar de que informemos sobre las emociones que se experimentan y las recomendaciones para gestionarlas, cada persona se comporta y sufre estas emociones de manera muy diferente, desde la tristeza, pasando por la culpabilidad, rabia o enfado. Lo más trascendental es  que cada emoción no es sometida a juicio y todas ellas son igual de normales y válidas. Por ello es sano expresarlas libremente y no reprimirlas. No podemos compararnos con otras personas, no hay un “modelo normal”, cada persona tendrá una forma íntima y personal de afrontar el duelo.

Entonces… ¿Qué emociones podemos sentir durante este proceso?

Una de las emociones que podemos apreciar durante este proceso es el miedo que se traduce en diferentes síntomas fisiológicos como el cuerpo rígido, sensación de ahogo temblores, mareos, incluso bloqueo. Esta emoción se lleva experimentando desde que se decretó el estado de alarma, sin embargo, tras la pérdida de un ser querido reluce con mayor intensidad.

El enfado es otra de las emociones que experimentamos ante la frustración de no poder despedirse de esa persona, no estar a su lado en el hospital, no hacer una despedida con todos sus seres queridos… todo esto puede desembocar en impotencia por pensar que no pudiste evitar la circunstancia o injusticia por tener pensamientos  como: “¿por qué a mí?”

La tristeza es otra de las emociones que se experimenta en este proceso. Cuando se muere un ser querido se genera una gran sensación de vacío en nuestro cuerpo como si hubiéramos perdido un trocito de nuestro ser. Esta emoción es una expresión de dolor ante una pérdida importante, es una forma de honrar a la persona fallecida, quien fue muy importante en su vida.

Por último, es probable que durante este proceso, nos mandemos mensajes de culpabilidad como si pudiéramos haber evitado la muerte del ser querido, esto se traduce en un intento que tiene nuestra mente por controlar la situación, sin embargo, hiciste lo que estuvo en tu mano y hay muchas variables que se escapan de tu control.

A continuación vamos a recoger algunas pautas para poder lidiar con estas emociones desagradables.

  1. Combina la soledad y la compañía. Es necesario tener momentos de intimidad para pensar y sentir sobre lo sucedido y alternarlo con momentos en los que compartas tu vivencia con tu apoyo social, para ello realiza reuniones vía whatsapp o videollamadas.
  2. Es importante pararse a pensar. No juzgues ni tengas miedo a las imágenes y pensamientos que llegan a tu mente. Poco a poco lo irás integrando y le pondrás significado. Evita distraerte continuamente como si no hubiera pasado nada y poco a poco pon en orden el suceso.
  3. Importante tener una rutina, autocuidado y actividades cotidianas.
  4. Escribir es necesario para darle forma a tus pensamientos y recolocar el significado de toda esta situación. Puedes escribir cómo te vas sintiendo o sobre recuerdos que te vengan. Esto ayuda a aceptar, procesar e integrar todo el dolor que esta pérdida supone.
  5. No te obligues a hablar con personas con las que no quieres compartir en este momento. Cada persona tenemos nuestro ritmo en digerir la pérdida, todo ritmo es válido, nadie debe forzar a nadie a hablar.
  6. Intenta retomar otros temas de conversación, temas cotidianos, motivaciones… De esta manera tu foco se divide y no está continuamente centrado en la pérdida.
  7. Realizar rituales de despedida:
  • Música para abrir y conectar con nosotros mismos y nuestras emociones. 
  • Hacer a la persona querida presente (cómo era, sus valores, virtudes, describir a esa persona, lo que me ha ayudado, lo que me ha enseñado…)
  • Símbolo de legado: escribir como lo recordaremos o cómo seguirá vivo en nosotros (poemas, música, cartas, silencios, videos, crear un álbum, objeto simbólico, compartir acciones en tus redes sociales, crear un blog a modo homenaje, encender velas en tu balcón…)
  • Lectura religiosa si eres creyente
  • Meditación guiada
  • Despedida: escribir los agradecimientos expresando las emociones que me provoca el duelo
  1. Normaliza y da validez a lo que estás sintiendo. No te culpes por sentir las emociones que sufras, tienes derecho a sentir enfado, tristeza, culpa…

Pese a que estas pautas pueden aumentar las probabilidades de afrontar el duelo de una forma correcta, es fundamental no correr, ya que estamos por un periodo y unas circunstancias difíciles. Es normal que persistan las emociones por largo tiempo, y seguramente puede que algunos días te sientas mejor que otros, sin embargo,  es difícil gestionarlas uno mismo ante estas circunstancias que nos sobrepasan a la mayoría. Por ello, si consideras que necesitas ayuda, no dudes en contactar con un profesional que pueda ayudarte de forma individualizada. En Áncora Gabinete de Psicología seguimos trabajando de manera online. #Yomequedoencasa