¿Por qué me convertí en un esclavo de la nicotina?
Si eres fumador probablemente te habrás hecho esta pregunta muchas veces, lamentando aquel día en que comenzaste a fumar. Por ello y con motivo de la celebración del “Día Mundial sin Tabaco” queremos dedicar esta entrada a explicar el por qué llega a convertirse la conducta de fumar en una adicción, qué factores lo provocan y, por lo tanto, qué es necesario tener en cuenta de cara a dejar el tabaco.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el “Día Mundial sin Tabaco” cada 31 de mayo con el objetivo de concienciar a la sociedad de los riesgos para la salud del consumo de tabaco y de los beneficios de dejar de fumar.
Abordar el tratamiento del tabaquismo es una necesidad que se sustenta por dos razones: en primer lugar sus consecuencias para la salud y en segundo lugar la extensión de su consumo. En cuanto al segundo aspecto, los datos del proceso de consumo de tabaco que se ha seguido en nuestro país son unánimes: se ha producido un aumento de este en las últimas décadas, creciendo desde los años cuarenta hasta los ochenta, años en los que adquiere su cota máxima. Posteriormente se mantiene estable durante mucho tiempo para comenzar a descender en los últimos años.
El tratamiento del tabaquismo no conoce fronteras ya que fumar es un comportamiento presente en todos los lugares del mundo. Por ello, en los lugares más “avanzados” de la sociedad occidental, existe un un arsenal de medios para tratar de lograr su abandono: acupuntura, yoga, láser, fármacos, hipnosis, ayuda psicológica, etc. Se trata de acabar con este enemigo público que afecta tanto al fumador (perjudicando su salud y su bolsillo) como al no fumador (también en su salud, aunque algo menos, y en su bolsillo a través de los impuestos) siendo este último un consumidor pasivo que además, no disfruta de tabaco, sólo “lo sufre”. Actualmente en España el 29% de la población es fumadora, lo que supone un gran número de gente afectada directa e indirectamente por las consecuencias del tabaco.
¿Por qué empezamos a fumar?
La adolescencia es la edad donde la mayoría de los fumadores comienza a adquirir este hábito. Los estudios afirman que las personas que comienzan a fumar a edades más tempranas tienen mayor probabilidad de desarrollar la adicción, así como aquellos que tienen amigos y/o padres que fuman. Parece ser que 9 de cada 10 fumadores adultos comienzan a fumar antes de los 18 años. La mayoría de estos jóvenes no consideraron las consecuencias a largo plazo asociadas al consumo de tabaco cuando comenzaron.
Debemos tener en cuenta que durante la adolescencia concurren a la vez dos aspectos que caracterizan claramente a los jóvenes. Por un lado es frecuente que exista una gran incapacidad para planificar y medir las consecuencias de lo propios actos a largo plazo, dejándose llevar más por las emociones. Por otro lado, para el adolescente lo más importante es su grupo de amigos. Muchas veces los padres consideran que su hijo se muestra rebelde con ellos, pero no es del todo así. Lo que sucede es que por evolución y maduración, su cuerpo le está pidiendo independencia, necesita apartarse de sus padres para poder ser él, por ello el grupo de amigos es tan importante y necesario. Si estos dos factores, incapacidad para planificar a largo plazo y la necesidad de pertenencia a un grupo social, se suman en la misma ecuación se puede estar cociendo una futuro adicción a la nicotina. Estos factores a nivel social serán de suma importancia en la adquisición del hábito de fumar, así como la accesibilidad al tabaco y la publicidad de este.
En los últimos años, afortunadamente la concienciación sobre estos factores ha aumentado. La Ley 42/2010 en su artículo 9, apartado 3, “prohíbe en todos los medios de comunicación, incluidos los servicios de la sociedad de la información, la emisión de programas o de imágenes en los que los presentadores, colaboradores o invitados aparezcan fumando o mencionen o muestren, directa o indirectamente, marcas, nombres comerciales, logotipos u otros signos identificativos o asociados a productos del tabaco”. Sin embargo, esta ley no se cumple siempre y mucho menos en series o películas donde aparecen primeros planos de gente fumando con la excusa de la “ambientación”.
Los factores psicológicos también tienen un importante peso. La sensación placentera o la disminución del malestar que obtenemos al fumar hace que esta conducta se refuerce y se vuelva a repetir cuando queremos obtener placer o encontrarnos mejor.
Por último, pero no menos importante, los factores fisiológicos explicarán la dependencia “puramente física” de la nicotina. A grandes rasgos lo que ocurre en nuestro organismo al fumar es que se produce un aumento inmediato de la tasa de nicotina en sangre, lo que provoca una serie de efectos sobre nuestro organismo, normalmente placenteros, como sensaciones subjetivas de alivio, disminución del estrés y la ansiedad. Dicha sensación dura entre 30 minutos y 1 hora, por lo que transcurrido este tiempo, los niveles de nicotina en sangre van disminuyendo y surgen sensaciones de malestar, que solo se aliviarán cuando se vuelva a fumar.
¿Por qué “nos enganchamos”?
Para que se desarrolle la adicción deben suceder dos cosas: La adquisición del hábito, explicada por los factores de los que acabamos de hablar, y el mantenimiento de este.
Cuando la conducta comienza a repetirse a lo largo del tiempo comenzamos a depender de esta sustancia, por los siguientes motivos:
- La práctica: Cuando una conducta se repite en el tiempo esta comienza a automatizarse, lo que implica que perdemos control sobre la conducta, realizándola de forma casi automática, siendo muy poco conscientes de estar realizándola. Puede llegar un momento en el que no tengamos control sobre la conducta de fumar, no controlamos cuando queremos o no fumar, siendo el tabaco quien nos “controla” a nosotros.
- La asociación: Tendemos a asociar unas conductas con otras por lo que las actividades que se realizan a la vez que fumamos pueden condicionarse con la sensación placentera que produce fumar, haciendo que nos apetezca encender un cigarro cuando las realizamos. Por ejemplo, si solemos fumar cuando vamos conduciendo de camino a casa después de un largo día es probable que cada vez que me monte en el coche tenga la necesidad de encenderme un cigarro. Igual sucede con el famoso café de después de comer o con los momentos de descanso en el trabajo.
- El refuerzo: Cuando fumamos sentimos que se reduce nuestra ansiedad, que nos relajamos y se alivian los molestos síntomas de la abstinencia. Esto hace que la conducta de fumar se vea reforzada y cada vez que estén presentes esos síntomas “necesitemos” fumar.
¿Por qué nos cuesta tanto dejarlo?
La nicotina es una droga con un alto poder adictivo que genera una fuerte dependencia, es decir, un conjunto síntomas cognitivos, comportamentales y fisiológicos, que se muestran cuando se lleva a cabo un consumo repetido de una sustancia.
El hecho de autoadministrarse de forma periódica termina generando con frecuencia tolerancia, abstinencia y unas intensas e irresistibles ganas de fumar.
La tolerancia hace referencia a la necesidad de ir consumiendo de forma progresiva dosis mayores para conseguir el efecto deseado o, también, la reducción de los efectos de una dosis equivalente tras el uso continuado de la droga.
La abstinencia es el conjunto de signos y síntomas, normalmente muy desagradables, que aparecen cuando no se está fumando. Se dice que una sustancia provoca dependencia física cuando su carencia es capaz de generar un Síndrome de Abstinencia (SAN). Los síntomas del SAN suelen aparecer entre las primeras 6-12 horas de interrumpir la administración de nicotina, y suelen durar 3-4 semanas, aunque también pueden de prolongarse durante períodos superiores, de hasta 2 y 4 meses. Estos síntomas pueden llegar a ser muy desagradables y provocar que en los primeros días la persona “caiga” y no continúe en su empeño de dejar de fumar. Además, en posteriores momentos, cuando la persona se esté planteando intentarlo de nuevo, el recuerdo de estos síntomas y el posterior fracaso podrán hacer que se cuestione mucho esta decisión.
Por otro lado, la necesidad compulsiva del consumo de tabaco, al igual que en cualquier otro tipo de adicción, es lo que se entiende como dependencia psicológica y va a depender en gran medida de la personalidad de cada fumador. Esta va a estar formada por los valores y atribuciones que el fumador atribuye a esta conducta, “me relaja, me ayuda a dormir, me ayuda a relacionarme con la gente…” Para cada persona el acto de fumar puede tener un significado diferente, convirtiéndose la cajetilla en un pequeño cofre donde se encuentran guardados de manera totalmente inconsciente sensaciones, recuerdos, momentos placenteros para el fumador. Es entonces cuando la persona comienza a necesitar y depender de esta cajita de asociaciones que hace que sea la persona la que queda a merced del cigarro, convirtiéndolo en ocasiones en la causa de sus éxitos y logros.
Otra razón por la que es tan complicado dejar de fumar es por el protagonismo que tiene el cigarrillo en la vida de los fumadores: está presente en todas las actividades y situaciones de la vida de la persona, sobre todo en momentos muy difíciles y momento muy alegres o especiales. Es como si el cigarro estuviera en las buenas y en las malas y sirviera para sellar todos los acontecimientos. Algunos pacientes en consulta llegan a decir frases del estilo: «…es mi mejor amigo, ha estado en los peores momentos de mi vida,durante el cancer de mi padre y en el mejor momento de mi vida, que fue mi boda»
Queda mucho por trabajar de cara al abandono del tabaquismo, pero la mayor parte debe ir dirigida a los propios fumadores. La tendencia de nuestro mundo de conseguir las cosas sin sufrir, de manera fácil y sin esfuerzo dificulta mucho este aspecto. Con el tratamiento adecuado e individualizado a cada persona se puede conseguir que dejar de fumar sea lo menos “doloroso” posible, pero no debemos olvidar que no existe un tratamiento “mágico” pues esa persona no está sólo renunciando al cigarro, está renunciando a ese cofrecito y por lo tanto tendrá que aprender también a reorganizar las cosas que se encontraban dentro de este, todo esto posiblemente junto con los desagradables síntomas de la abstinencia.
Hay mucha información sobre por qué fumar es malo y las consecuencias sobre nuestra salud, sin embargo, es necesario una información adecuada y completa sobre todos los aspectos que rodean la conducta de fumar. Aprovechamos la celebración de este Día Mundial Sin Tabaco para solitar que se ofrezca información que abarque desde el inicio de la adquisición del hábito hasta el contenido psicológico que encierra el cigarrillo para cada persona, aspecto enormemente responsable del mantenimiento de la conducta.
Si has sido o eres fumador te invitamos a que tras haber leído estas líneas te hagas nuevamente la pregunta y compartas con nosotros la respuesta:
¿Y tú por qué te convertiste en un esclavo de la nicotina?
Deja tu comentario