Una de las técnicas más utilizada en las consultas de psicología es la reestructuración cognitiva, esto es así porque todos nosotros tenemos pensamientos distorsionados, es decir, pensamientos sobre situaciones que objetivamente no están en consonancia con la realidad y por tanto pueden generar en nosotros emociones desagradables.
Existen 15 tipos de pensamientos distorsionados, hoy queremos compartir con vosotros los siete primeros para que aprendáis a identificarlos, la semana que viene volveremos con el resto de ellos.
- Filtraje: también conocido como “visión de túnel”. Consiste en fijarse sólo en un detalle de una situación (generalmente la parte negativa), dándole mucho más valor que al resto. Ejemplo: en el trabajo te felicitan porque lo has hecho muy bien pero te piden que la próxima vez esté un poco más organizado. En este caso la persona se centraría sólo en la crítica sobre la desorganización y le quitaría valor a la felicitación por lo que la emoción que sentiría sería negativa, a pesar de que le estén dando la enhorabuena.
- Pensamiento polarizado: consiste en ver el mundo en blanco o negro, sin escala de grises, por lo que las cosas y las personas son horribles o maravillosas. El mayor problema que conlleva este tipo de pensamiento es a la hora de juzgarnos a nosotros mismos, ya que si no nos vemos perfectos en algo tendemos a pensar que somos malísimos, sin considerar que podamos simplemente estar en la media.
- Sobregeneralización: se sacan conclusiones generalizadas en base a un solo elemento, haciendo afirmaciones absolutas. Los pensamientos de este estilo suelen incluir palabras como “siempre, nunca, todos, ninguno…”. Ejemplo: si jugamos un partido de tenis y fallamos un punto pensaremos que somos malísimos jugando al tenis o si no le caemos bien a una persona pensaremos que no podemos caerle bien a nadie.
- Interpretación del pensamiento: tendemos a juzgar cómo se sienten y piensan los demás en función de sus actos. Atribuimos pensamientos y sentimientos que no tienen porqué ser acertados (generalmente tendemos a hacer en base a nuestros propios pensamientos en una situación concreta), el mayor problema es que también lo hacemos sobre qué piensan los demás de nosotros y, como no podemos probarlo, en vez de preguntar para cerciorarnos tendemos a reaccionar como si fuesen ciertos. Ejemplo: “como piensa que soy un inmaduro me trata como a un niño”, en este caso hay una doble interpretación “me trata como a un niño” y “piensa que soy inmaduro”.
- Visión catastrofista: básicamente es interpretar una realidad de forma negativa consiguiendo que parezca una tragedia. Ejemplo: seguro que estos días, con tanta noticia sobre el Ébola muchos habéis escuchado comentarios del estilo “va a ser una plaga”, “vamos a contagiarnos todos”…
- Personalización: consiste en relacionar todo lo que ocurre con nosotros mismos, cuando no tiene porqué estar relacionado. Ejemplo: vamos paseando por la calle, escuchamos a un grupo de gente riéndose y pensamos que se ríen de nosotros (por estar gordos, por andar mal, por ser feos…).
- Falacia de control: este tipo de pensamiento distorsionado tiene dos vertientes. Por un lado la persona puede sentir un déficit de control y por el otro puede sentirse responsable de todo lo que ocurre. En el primero de los casos, la persona siente que no puede hacer nada por tener el control, que nada depende de sí misma, por lo que se bloquea y deja de intentar hacer cosas porque nada de lo que haga puede cambiar su situación. En el segundo de los casos la emoción que aparece cuando alguien pretende ser responsable de todo lo que ocurre a su alrededor es la culpa, culpa porque los demás dependen de ella para estar bien.
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