La asertividad es un término que todos hemos escuchado en algún momento, pero que no tenemos nunca muy claro. Si en vez de decir eso decimos “habilidades sociales” la palabra nos empieza a sonar más.
La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.
Ser asertivo no significa querer llevar siempre la razón, sino expresar nuestras opiniones y puntos de vista, sean estos correctos o no. Todos también tenemos derecho a equivocarnos.
Hay tres estilos de conducta: el estilo agresivo, el estilo sumiso y el estilo asertivo.
Hoy vamos a hablar del patrón de conducta sumiso. La persona sumisa no defiende los derechos e intereses personales. Respeta a los demás, pero no a sí mismo.
El comportamiento externo:
- Volumen de voz bajo/habla poco fluida
- Huida del contacto ocular/mirada baja/cara tensa/dientes apretados/manos nerviosas/habito de morderse las uñas/ postura tensa
- Inseguridad generalizada
- Frecuentes quejas a terceros (“X” no me comprende, es un egoísta y se aprovecha de mi…)
Los patrones de pensamiento:
- Consideran que así evitan molestar y ofender a los demás. Son personas “sacrificadas”.
- “Lo que yo sienta, piensa o desee, no importa. Importa lo que tu sientas, pienses o desees”.
- Su creencia principal es: “es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo (o pareja/ familia/amigos).
- Constante sensación de ser incomprendido, manipulado, no tenido en cuenta.
Sentimientos y emociones:
- Impotencia/ ronroneo mental/ poca acción/ culpabilidad
- Somatización
- Estallidos repentinos de agresividad
- Sensación de deber
siempre algo a alguien (es tan buena…!) - Una de las principales consecuencias es la pérdida de autoestima.
En el próximo módulo os hablaremos del patrón de conducta agresivo.
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