Los trastornos de ansiedad tienen una prevalencia elevadísima en estos tiempos. Todos conocemos a alguien que ha sufrido mucho por alguno de estos trastornos o lo hemos sufrido en primera persona. Pero, ¿qué es esto de la ansiedad?

La ansiedad, al igual que el resto de las emociones, es una respuesta adaptativa que surge ante determinadas situaciones, con el objetivo de preservar nuestra supervivencia.

La ansiedad en particular aparece en situaciones de amenaza, alarma, situaciones ambiguas o de resultado incierto, con el objetivo de prepararnos para actuar ante estas. La ansiedad forma parte de las emociones negativas y esto no significa que sea mala, como se ha dicho es necesaria para nuestra supervivencia. Se denomina de esta forma porque generalmente se vive como una experiencia desagradable que nos pone en alerta, nos activa, nos hace pensar más deprisa y nos ayuda a actuar de manera rápida.

Sin embargo, en ocasiones surgen falsas alarmas y nos activamos sin saber muy bien la causa. Esto se debe a que, de forma inconsciente, estamos valorando mal la información. Además la ansiedad en sí, hace que valoremos aun peor la situación, generándose más ansiedad y entrando en un círculo vicioso. Esto sucede porque centramos nuestra atención en los objetos, situaciones o pensamientos que nos provocan la ansiedad, en aquellos estímulos amenazantes.

Hay veces que está emoción es tan ambigua que no sabemos bien ni qué es lo que sentimos. A continuación se describen algunos de los síntomas que pueden aparecer cuando una persona está en un estado ansioso:

  • ¿Cómo pensamos cuando estamos ansiosos?: La sensación de temor, amenaza o catástrofe nos lleva a una preocupación continua que hace que le demos mil vueltas a la misma cosa y a estar en continua vigilancia (hipervigilancia) a estímulos considerados amenazantes (ya sean situaciones u objetos exteriores como propios pensamientos o sensaciones). Todo esto, como es lógico, puede provocar dificultad para concentrarse y tomar decisiones, así como sentimientos de inseguridad, inferioridad, etc.
  • ¿Cómo actuamos cuando estamos ansiosos?: Solemos realizar comportamientos de evitación o escape. Si puedo permitirme no ir o no enfrentarme a la situación, objeto, pensamiento, etc. (al estímulo temido) no lo haré, evitaré la situación. En el caso de que no pueda evitarla, intentaré acabar con ella lo antes posible o distraerme con otros estímulos (como jugar con el móvil), esto sería un ejemplo de escape. También es frecuente que aparezcan comportamientos como comer, fumar o beber en exceso, tensión o tirantez muscular, tartamudeo, tics, etc.
  • ¿Cómo nos sentimos cuando estamos ansiosos?: En relación con las sensaciones de nuestro cuerpo se destaca un aumento de la tensión muscular, insomnio, palpitaciones, pulso rápido, tensión elevada, nauseas, pérdida de apetito, vómitos, sensación de sofoco, respiración rápida y superficial, taquicardia, sudoración, micciones frecuentes, problemas sexuales, etc.

ansiedad

 

Cuando sentimos ansiedad toda nuestra atención se dirige hacia el estímulo amenazante, con el objetivo de que podamos defendernos o atacar. Es una emoción adaptativa como ya hemos mencionado. El problema surge cuando esta se mantiene en el tiempo y no hay un estímulo claro que la provoque, sino que está presente en nuestro día a día de forma constante. Es entonces cuando además del sufrimiento emocional que implica a la persona, por la forma tan desagradable que esta emoción tiene de manifestarse, pueden comenzar la afectación de la salud física, debido al gran número de correlatos que tiene en nuestro cuerpo.

 

A continuación se hace referencia a aspectos generales que permiten diferenciar entre la ansiedad como emoción normal y adaptativa y la ansiedad patológica:

 

Ansiedad Normal Ansiedad Patológica
Características generales Episodios poco frecuentes cuya intensidad es leve o moderada y con una duración limitada en el tiempo. Episodios repetidos de alta intensidad y con duración prolongada.
Situación o Estímulo causante La reacción es esperable y/o común a la que tendrían otras personas. La reacción es desproporcionada o diferente a la que tendrían otras personas.
Grado de sufrimiento Bajo y transitorio. Elevado y duradero.
Grado de interferencia en la vida cotidiana Ausente o ligero

Profundo

 

 

La Ansiedad se puede aprender a manejar

El objetivo nunca será eliminarla, pues nos convertiríamos en lechugas. El objetivo primordial será dotar a la personas de herramientas para que pueda identificar y gestionar adecuadamente ésta emoción. Para ello se utilizarán técnicas de control de la activación fisiológica, técnicas cognitivas y técnicas centradas en la conducta, a través de las cuales la persona aprenderá a detectar los síntomas de la ansiedad y a poner en marcha las herramientas adecuadas para un buen manejo de ésta.