Cuando escuchamos noticias sobre el maltrato doméstico, la reacción más normal es pensar cosas como “¿Cómo ha podido aguantar eso?” “Si llego a ser yo…a la primera me voy…”, pero no es tan fácil. El maltrato casi nunca comienza con la agresividad física, de ser así sería más fácil abandonar esa situación en el comienzo. Suele comenzar con pequeñas faltas de respeto que terminan convirtiéndose en vejaciones más graves pudiendo, en muchas ocasiones, tratarse de maltrato psicológico. Este tipo de maltrato suele generar en las víctimas (mujeres generalmente) sentimientos negativos hacia ellas mismas, generalmente de culpa ya que los maltratadores les hacen creer que ellas son las culpables de recibir el maltrato y que se lo “merecen”.
Las mujeres que se ven envueltas en estas situaciones de maltrato suelen haber sido aisladas primeramente por el agresor, de forma que sus relaciones sociales que pudieran ayudarle a escapar han sido mermadas e incluso han desaparecido por completo. Esto hace que la única visión que la víctima tiene del problema sea la suya propia y la de su agresor, que como hemos explicado anteriormente, traslada la culpa a la víctima.
Aunque pueda parecer lo contrario, las consecuencias del maltrato psicológico suelen ser más graves que las del maltrato físico, exceptuando los casos de muerte o lesiones físicas graves. Las principales consecuencia que aparecen en las víctimas suelen ser:
- Trastorno de estrés postraumático: aparece reexperimentación de la situación de maltrato, con pensamientos intrusivos y problemas de sueño debido a las pesadillas.
- Problemas de ansiedad: incluso llegando a desarrollar trastorno de ansiedad generalizada, en gran parte debido a la falta de control en la situación de maltrato y la incapacidad de predicción sobre éstos.
- Depresión: según los estudios, la mayoría de las mujeres presentaban síntomas depresivos y un alto porcentaje depresión moderada o grave.
- Abuso de sustancias: las víctimas suelen comenzar (si no lo hacían ya antes) a consumir sustancias para escapar de la situación que están viviendo.
- Baja autoestima: las vejaciones y humillaciones que sufren hacen que su autoestima (que posiblemente no fuese ya muy alta) disminuya considerablemente, ya que comienzan a creer que lo que dice su agresor es cierto.
Todas estas consecuencias generan que la víctima acabe sufriendo una gran inadaptación social, tanto por la ruptura de sus relaciones sociales como por el resto de las consecuencias que el maltrato tiene en ellas.
Deja tu comentario