Nuestro día a día está formado por una serie de actos voluntarios, que nuestro cerebro consciente decide hacer, y por un gran número de rutinas involuntarias o hábitos. Esto se da en todos los ámbitos de la vida y por supuesto también en la alimentación. Si todos nuestros actos fueran conscientes podríamos decidir en cada momento lo que nos conviene comer y lo que no, y llevaríamos así una dieta mas sana y equilibrada, pero lo cierto es que muchas de las rutinas que tenemos a la hora de comer las llevamos a cabo sin darnos ni cuenta.
Para que un hábito se ponga en marcha es necesario que se produzca un estímulo, algo en nuestro entorno que nos “recuerde” que debemos iniciar una acción. En este artículo veremos una serie de pautas que nos ayudaran a controlar o evitar estos impulsos y también así los hábitos:
- Establecer horarios y lugares específicos para comer dentro de la casa. Si es posible comer siempre en compañía.
- Planificar lo que se va a comer.
- Diseñar la compra de alimentos. Comprar con el “estómago lleno” sobre la base de una lista realizada previamente y con el dinero justo para comprar dichos alimentos.
- No realizar la compra en establecimientos “muy estimulantes para el consumo” y/o evitar los pasillos donde se colocan los alimentos calóricos y poco nutritivos.
- Valorar la compra “online”, dado que reduce la estimulación visual y la posibilidad de “caer en la tentación”.
- Evitar lugares, establecimientos o ruta favorecedoras de la compra de comida inadecuada.
- Preparar comidas con “el estomago lleno”, por ejemplo, cocinar la cena tras ingerir la comida.
- No dejar alimentos calóricos a la vista y/o articular sistemas de ocultación de los mismos: que sea complicado su acceso, que solo otro miembro de la familia sepa donde están, que estén distribuidos en monodosis, etc.
- Dejar a la vista alimentos saludables y poco calóricos: frutas, productos de fibra saciantes (tortas de arroz…)
- Comprar preferentemente alimentos que haya que cocinar previamente para consumirlos.
- Durante las comidas, evitar aquellas compañías que tienen una influencia negativa en cuanto a los hábitos alimentarios, al favorecer que se coma mal, o en exceso. Ello no significa que renuncie a su compañía en otros momentos.
Es importante hacer un esfuerzo por ser mas consciente de nuestros hábitos. Si conseguimos reconocerlos e identificar los estímulos que los provocan tendremos una herramienta imprescindible para poder controlarlos. En Áncora Gabinete de Psicología trabajamos este y otros muchos aspectos de la alimentación en nuestra unidad específica.
¿Tienes algún hábito alimentario que te gustaría cambiar? Intenta encontrar el estímulo que lo provoca y compártelo con nosotros en los comentarios del blog. A lo mejor, con tu ayuda, otros puedan aprender a controlar sus hábitos y a comer mejor.
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