«El duelo, la angustia, el miedo… Siempre estarán ahí, pero la madre tiene en este nuevo embarazo la oportunidad de fijarse en todos los momentos que el bebé le brinda. Sentir cómo el nuevo bebé se va formando y va haciendo crecer su barriga y cómo esos instantes incrementan la conexión con él/ella, proporcionando espacios de mucha alegría. Sentir que puede crecer vida, que tiene posibilidad y que quiere disfrutar de este bebé, en este momento presente donde el bebé está vivo en su interior»

Las Voces Olvidadas:
Pérdidas gestacionales tempranas.

Quedarse embarazada tras haber perdido a nuestro bebé puede ser un momento realmente duro. Es frecuente que sintamos una fuerte sensación de falta de control, inseguridad y un intenso miedo. También es común que aparezcan sentimientos de soledad e incomprensión ya que el apoyo social que recibimos de nuestra pareja, familia o los médicos, puede no ser el adecuado. Muchas veces nuestro entorno no sabe cómo hacer frente ni como ayudarnos a superar la anterior pérdida, por lo que esta termina convirtiéndose en un tema tabú. Es como si no hubiera pasado, como si no pudiéramos hablar de ello, como si fuéramos distintas  por no poder olvidarlo o por no poder disfrutar plenamente de este nuevo embarazo.  Pero la realidad es muy distinta: Sí ha pasado, sí debemos hablar de ello, no lo olvidaremos nunca y posiblemente este embarazo nos generará emociones muy contradictorias.

Por ello queremos dedicar esta entrada a normalizar este tipo de sentimientos tan comunes y dar algo de información sobre los miedos y preocupaciones que pueden ir apareciendo a lo largo de este nuevo embarazo.

Las pérdidas durante el embarazo son sucesos para los que nadie está preparado, ni quienes la sufren ni aquellos que los rodean. Además, los duelos de este tipo de pérdidas tienen características que los diferencian de otros tipos de duelos y pueden hacerlos aún más complicados, como ya hablamos en anteriores entradas de nuestro blog.

Es necesario elaborar el duelo por nuestro bebé antes de quedarnos embarazados de nuevo. Los papás deben haber tenido una adecuada “distancia emocional” para poder hacer frente a un nuevo embarazo y siempre buscar otro bebé, nunca intentar reemplazar al que murió. De no ser así, podrían aparecer problemas psicológicos y dificultades durante o después del embarazo.

Cuando nos quedamos de nuevo embarazadas, aun habiendo dejado esa distancia emocional y aceptada la anterior pérdida, lo más probable es que aparezcan muchas dudas, miedos y preocupaciones que no estaban tan presentes en los momentos iniciales del primer embarazo.

La mujer, sin duda, será la protagonista involuntaria de esta estresante situación, pues un nuevo embarazo puede suponer para ella una gran desgaste a nivel físico y emocional.

Al igual que en otros embarazos en los que no ha habido anteriormente una pérdida, es muy frecuente sentir una “Montaña Rusa de emociones”, por los grandes cambios hormonales que se producen. Las emociones de miedo, ira, incomodidad, así como la sensación de falta de control, se irán turnando con la felicidad, la esperanza y la alegría, a lo que hay que añadir el malestar típico de los primeros meses de embarazo y los cambios físicos.

Pero cuando hemos perdido a nuestro bebé en un embarazo anterior, a todo esto se suma una marcada preocupación y ansiedad junto con un cambio en la percepción de seguridad en nosotras mismas.

Es tal la impotencia que sentimos en ese momento que tratamos de buscar aspectos que nos ayuden a recuperar algo de la sensación de control que teníamos antes:

“Si no hubiera trabajado tanto…”, “Si no hubiera hecho deporte”… “Si hubiera hecho algo de deporte”… “Si hubiera descansado más…”, “Si hubiera tenido más apoyo…”, “Si no me hubiera estresado tanto…”, “Si no me hubiera preocupado tanto…”.

En la mayoría de las ocasiones nada de lo que hayamos hecho ha tenido que ver en ese fatal desenlace, pero nuestra vivencia suele otra muy distinta: “En algo he fallado”.

Todas estos sentimientos de miedo, acompañados de la dolorosa experiencia por la que hemos pasado, dirigirán nuestros pensamientos a relacionar este nuevo embarazo con el anterior, pudiendo convertirse en pensamientos algo obsesivos que costará mucho quitarnos de la cabeza. Por ejemplo, si nos comunicaron que no había latido en la ecografía de la semana 12, cuando llegue esta semana, esta prueba podrá resultar extremadamente angustiosa.

Otros aspecto muy común que debemos normalizar y tener en cuenta de cara a un nuevo embarazo es el sentimiento de incomprensión. Es frecuente que nos cueste experimentar la misma emoción inicial que sentimos al enterarnos en el embarazo anterior de que íbamos a ser papás. Posiblemente, como un mecanismo de protección, tendamos a no generar tan rápido ni de la misma forma ese vínculo que se creó con el bebé que perdimos. Esto puede sorprender a nuestro entorno, quienes piensan que eso debería hacernos sentir mucho mejor, pero no están teniendo en cuenta que este embarazo no reemplaza al bebé que perdimos ni quizás sean conscientes el nuevo temor que podemos estar sintiendo.

A lo largo de todo el embarazo es muy posible que esté presente la ansiedad. Cualquier aspecto puede ser motivo de preocupación. Tendemos a pensar que una vez que notemos los movimientos del bebé estaremos más tranquilos. Sin embargo, no es raro que suceda todo lo contrario y sea una nueva fuente de miedo y preocupación: “¿Se mueve mucho?”, “¿Se mueve poco?”.

Puede ser que asistamos con miedo a cada una de las pruebas del embarazo. Independientemente de la causa por la que muriera nuestro bebé, ahora hemos aprendido que algunos bebés mueren, desgraciadamente muchos más de los que pensamos, y por ello no se nos irá el miedo, no recuperaremos la confianza, hasta que no volvamos a casa con un bebé sano.

Conocer el sexo del bebé también puede suponer un momento difícil que traiga consigo sentimientos encontrados. Por un lado, algunos querrán que sea del mismo sexo que se le atribuía al bebé que perdimos (ya fuera confirmado por los médicos o fuera nuestra propia intuición) y otros pueden preferir que sea del sexo opuesto. Sea como sea, con el paso del tiempo y de las pruebas, nos vamos dando cuenta de que se trata de un niño diferente, no es el bebé que murió, lo que puede provocarnos volver a sentir aquel dolor. Por un lado iremos entendido que se trata de otro bebé y, por el otro, haciendo un hueco en nuestro corazón al que perdimos.

Un nuevo periodo de incertidumbre comenzará cuando superemos la fecha en la que perdimos a nuestro bebé en el anterior embarazo. Ahora entramos en un terreno sin explorar, donde podemos valorar como peligrosas sensaciones fisiológicas que quizás no resulten amenazantes para madres que no han perdido a sus bebés. Por ello, contar con un adecuado equipo de profesionales, en los que confiemos plenamente va a ser importantísimo. También lo será  entender las propias reacciones de nuestro cuerpo que pueden estar explicadas por el estrés y el miedo al que estamos sometidos, probablemente durante todo este embarazo. Junto a estos dos aspectos será fundamental que trabajemos nuestra aceptación y manejo de la incertidumbre, ya que, como en la vida en general, las desgracias aunque no sean probables siempre son posibles.

Es necesario poder trabajar estos miedos, aprender a convivir con ellos y admitir que, más allá de cuidarnos, no podemos hacer nada para que todo salga bien. Comprender que esta incertidumbre posiblemente esté presente a lo largo de todo embarazo. El miedo que experimentamos en estos momentos es una sensación horrible, el pensar que podemos volver a pasar por lo mismo es algo aterrador. Es como si hubiéramos perdido la inocencia para siempre… Pero no hay que perder de vista un aspecto muy importante: no siempre será así. Parece imposible cuando estamos asustados pero no todo el rato viviremos con esa angustia, habrá ratos de tranquilidad, de paz e incluso de esperanza. Recordemos que esto es como una montaña rusa.

El miedo, como ya hemos dicho, es inherente a la vida y por ello será una emoción muy frecuente en el embarazo tras una pérdida perinatal. Debemos apoyarnos en los nuestros y tratar de disfrutar de las pequeñas cosas. No obstante, si vemos que el miedo es muy frecuente o muy intenso, la ayuda psicológica puede ser fundamental. Será necesario rebajar los niveles de ansiedad y recuperar actividades gratificantes, poder recuperar la calma y disfrutar del momento, así como saber comunicarnos con nuestro entorno y poder expresar nuestro malestar adecuadamente. La figura del psicólogo tratará de escuchar, validar y responder a las necesidades de la parejas, sin olvidar el duelo de la anterior pérdida, el cual puede estar interfiriendo en el momento actual.

En Áncora Gabinete de Psicología estamos especialmente sensibilizados con este tipo de pérdidas. Queremos crear un espacio donde todos estos padres puedan hablar abiertamente sobre el tema y compartir su experiencia con otros que hayan pasado por lo mismo, sin tabús y sin esconder ese dolor o esos miedos, como estamos acostumbrados a hacer con nuestro entorno.

Te animamos a compartir con nosotras tus dudas, tu experiencia y a poder ayudar a otras personas que se encuentren en la misma situación. Si deseas mandarnos tu testimonio de forma confidencial, puedes escribir directamente a Melania Pérez Ortega, responsable del área de Reproducción de nuestro equipo:  mperez@psicologosancora.es