Hoy os queremos hablar del bullying comenzando por la definición de Olweus (1993):conducta de persecución física o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos: disminución de su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que hace difícil su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes.

 Teniendo todo esto en cuenta podemos ver que hay 4 factores importantes para que podamos considerar que se está produciendo este fenómeno:

o   La intención de hacer daño.

o   Las conductas de agresión dirigidas a la víctima.

o   La reiteración de las conductas de agresión, quiere decir que una agresión puntual no sería considerada bullying.

o   El desequilibrio de poder o desventaja de la víctima que le impide salir por sí misma de la situación.

En cuanto a las conductas de agresión, es importante saber reconocer no sólo las más evidentes, como las físicas o las verbales, sino también otras más sutiles como las de exclusión social, ya sean de modo activo (no dejando participar) o pasivo (haciendo el vacío), que pueden ser igual o más dañinas que las anteriores.

 

¿Quiénes participan en el bullying?

Para que podamos hablar de bullying, tiene que haber dos sujetos claramente diferenciados: el agresor (o bully), la víctima y los testigos.

 Características de los agresores

  • Actitud positiva hacia la violencia, impulsivo y dominante.
  • Fuertes, asertivos, fácilmente provocables, disfrutan de la agresión.
  • Rara vez brillante académicamente, hábil para hacer daño y evitar castigos, suelen ser populares, personalidad problemática.
  • Sienten satisfacción con el dolor de sus víctimas y disfrutan con la agresión.
  • Muestran un alto nivel de agresividad y ansiedad y acatan mal las normas que se les dan.
  • Se pueden considerar sinceros y no sienten la necesidad de aparentar ser “mejores” de lo que en realidad son.
  • Manifiestan una autoestima ligeramente alta.
  • Escaso autocontrol en sus relaciones sociales, pudiendo dar lugar a manifestaciones de conducta agresiva, impositiva, terquedad e indisciplina.

Características de las víctimas

  • Más ansiosas e inseguras que otros niños.
  • Se sienten solos en la escuela y con amigos de poca calidad.
  • Buenos o medianos resultados académicos, escasas habilidades sociales, sobreprotegidos que se sienten débiles e inseguros para hacer frente a la intimidación.
  • Situados en lo más bajo de la escala social, ansiosas, inseguros y callados, con miedo a la confrontación, lloran o se incomodan fácilmente y tienen pocos amigos
  • Poca asertividad.
  • Se autoevalúan poco sinceros, es decir, muestran una considerable tendencia al disimulo y tratan de aparentar ser “mejores” de lo que son.
  • Su nivel de autoestima es moderado e inferior al de los agresores.

 

Los testigos

Pueden llegar a ser entre el 60% y el 70% de la escuela según. Dado que el bullying se desarrolla en el ámbito escolar, estas agresiones son presenciadas por muchos alumnos, los cuales son testigos de las mismas, y aunque la mayoría de ellos rechazan los actos del agresor y simpatizan con la víctima, hay algunos que rechazan informar a los adultos o intervenir, e incluso algunos de ellos llegan a participar en la agresión.

Podemos clasificar a los testigos del bullying según su grado de implicación. En una primera clasificación más básica, podemos encontrar personas que se posicionan a favor del agresor (reforzados y ayudante) o a favor de la víctima (defensor), o simplemente los no implicados.

El reforzador sería el que estimula la agresión, mientras que el ayudante sería el que apoya al agresor, pero sin participar directamente en la agresión.

El defensor es el alumno que apoya a la víctima y le ayuda a salir de la agresión.

Por último, encontramos a los no implicados, que son aquellos que no participan de ningún modo en la dinámica del bullying.

 

Una clasificación más específica ser:

o   El “seguidor del acosador”: apoya al agresor, no comienza la agresión pero sí tiene un papel activo.

o   El “bully pasivo”: apoya el acoso, pero no adopta un papel activo.

o   El “seguidor pasivo”: le gusta el bullying pero no lo demuestra abiertamente.

o   El “testigo no implicado”: presencia la agresión pero no adopta ninguna postura.

o   El “posible defensor”: le disgusta la situación, cree que debería ayudar pero no lo hace.

o   El “defensor de la víctima”: le disgusta la situación y ayuda o trata de hacerlo.

 

En este cuadro Olweus representa el ciclo del acoso escolar:

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En próximas entradas os hablaremos sobre otros aspectos del bullying que consideramos que es bueno que los padres sepan para poder detectar si sus hijos son víctimas o agresores.