Trastorno negativista desafiante

negativista desafianteSe entiende por desobediencia cuando el niño se niega a hacer aquello que se le pide (ej: “Antonio siéntate y empieza a comer”) o bien hace aquello que se le indica que no haga (“Antonio no molestes a tu hermano”), bien cuando se lo pedimos directamente o cuando hace o deja de hacer algo saltándose una regla establecida (“Alejandro sabías que no podías ver la tele esta tarde” o bien, “Alejandro, tenías que haber hecho los deberes”).

No resulta extraño encontrar conductas desobedientes y desafiantes o de oposición, a lo largo de un ciclo evolutivo “normal” de cualquier niño. En la mayoría de los casos son comportamientos transitorios, donde si no existen factores de riesgo añadidos, la propia educación de los padres y demás agentes socializadores (escuela, etc.) suelen reconducir estas manifestaciones hacia otras más normalizadas, es decir, son conductas que tienden a desaparecer por sí mismas con la edad.

Sin embargo, hay un grupo de niños en los que esta conducta se mantiene en el tiempo de una forma o en una magnitud que no se corresponde con lo esperado por su edad o cultura. Es, entonces, cuando podemos estar delante de un trastorno negativista desafiante, cuando la conducta de desobediencia es extremadamente grave.

La conducta de oposición puede tomar diferentes formas, desde “pasiva” (no responder o no obedecer sistemáticamente mostrándose pasivo o inactivo, tranquilo y sumiso) a sus formas más “desafiantes” o extremas, es decir, verbalizaciones negativas, insultos, hostilidad o resistencia física con agresividad hacia las figuras de autoridad, ya sean los propios padres, maestros o educadores.

Los comportamientos negativistas y desafiantes se expresan por una terquedad persistente, resistencia y mala tolerancia a las órdenes, pataletas, discusiones o negativa a comprometerse, ceder o negociar con adultos o compañeros… y una tendencia deliberada a sobrepasar los límites o normas establecidas, aceptando mal o culpabilizando a otros de sus errores.

Es uno de los problemas de conducta clínicos más serios y de alta prevalencia en niños por ello se considera muy importante abordarlo de forma rigurosa y eficaz, para evitar posibles problemas en el futuro.

Criterios para el diagnóstico del Trastorno negativista desafiante (313.81)

A. Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses, estando presentes cuatro (o más) de los siguientes comportamientos:

  1. a menudo se encoleriza e incurre en pataletas
  2. a menudo discute con adultos
  3. a menudo desafía activamente a los adultos o rehusa cumplir sus obligaciones
  4. a menudo molesta deliberadamente a otras personas
  5. a menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento
  6. a menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros
  7. a menudo es colérico y resentido
  8. a menudo es rencoroso o vengativo

Nota: Considerar que se cumple un criterio sólo si el comportamiento se presenta con más frecuencia de la observada típicamente en sujetos de edad y nivel de desarrollo comparables.

B. El trastorno de conducta provoca deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral.

C. Los comportamientos en cuestión no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo.

D. No se cumplen los criterios de trastorno disocial, y, si el sujeto tiene 18 años o más, tampoco los de trastorno antisocial de la personalidad.