En Áncora, hemos detectado que el tema de la sexualidad infantil sigue creando muchas dudas entre los padres, por eso hemos recopilado una serie de preguntas que suelen ser habituales. Esperamos que si alguna vez os han surgido estas dudas, aquí queden resueltas.

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¿En qué momento hay que iniciar la educación sexual desde casa?

Lo primero de todo, es que hay que tener en cuenta que todos somos seres sexuados, desde que somos concebidos hasta que morimos, y lo importante es saber cómo se manifiesta este fenómeno en las diferentes etapas de la vida.

Los niños desde que tienen tan solo algunos meses de edad, aprenden de su sexualidad descubriendo sus cuerpos y sensaciones que pueden experimentar con sus sentidos. Los sentidos permiten al bebé conocer y experimentar diferentes sensaciones que pueden provocarle placer o disgusto.

Cuando tienen entre 2 y 4 años, los niños sienten gran curiosidad por conocer la forma de sus cuerpos, a esta edad es normal y natural que el niño toque y explore su cuerpo porque le es placentero y además se está conociendo.

Lo ideal para empezar la educación sexual, es en el momento en el que notemos que el niño empieza a preguntar o a hacer referencias a las diferencias entre niños y niñas. Cuando comienzan a hablar es importante enseñarle el nombre correcto de las partes del cuerpo, incluyendo las sexuales, para que el niño no piense o perciba que son prohibidas.

 

¿Qué actitud deben tomar los padres con el tema de la masturbación?

Para los pequeños, explorar su cuerpo es una necesidad, incluso antes del año pueden acariciarse y más adelante muestran su cuerpo a los demás sin vergüenza.

Cuando el niño, ya mayor, se toca en público, debe indicársele que existen reglas, no debe prohibírsele, sino hacerle ver en qué momento puede o no hacerlo; también es muy importante que se le diga que sólo él o ella pueden tocarse, nadie más, así aprenderán a respetarse y protegerse.

 

¿A partir de qué edad es recomendable empezar a hablar de la masturbación?

Ya desde bebés los pequeños se tocan los genitales por curiosidad y porque descubren que con ello tienen sensaciones placenteras. A medida que el niño crece, el interés por esas sensaciones puede aumentar; con siete u ocho años el niño ya tiene una ligera idea de las connotaciones sexuales del acto y de su carácter de privacidad, lo que puede acrecentar su curiosidad. No obstante, a esta edad tan normal es masturbarse como no hacerlo.

La masturbación puede tener diferentes funciones.

En muchos casos se trata tan solo del descubrimiento que chicos y chicas hacen de sus cuerpos a través de la exploración y la experimentación. A veces no es más que una manera de pasar el rato en una tarde aburrida en la que no se tienen ganas de hacer nada. La masturbación también es en ocasiones una forma de aliviar tensiones o liberar estrés.

Es conveniente hablar de ello, en el momento en que la masturbación no se está haciendo de manera adecuada, o cuando el niño pregunta. Hay que tener en cuenta que siempre hay que responder de manera natural, contestándole a las preguntas sin ir mucho más allá para no crearle confusión, e inculcarle el concepto de intimidad y respeto.

Cuando masturbarse se convierte en una costumbre abusiva, es decir, el niño repite el acto varias veces al día, se ha provocado irritación o lesiones en el pene o en la vulva, etc.; entonces sí podemos hablar de una conducta inapropiada. En estos casos suele tratarse de una manera de aliviar tensiones y tendremos que tratar de averiguar cuáles son los motivos que le generan esa angustia para ayudarle a superarlos.